No cantéis la muerte, es un tema morboso
la palabra a ella sola arroja una sombra al decirla
Las gente de la farándula os predicaran el fracaso
es un tema tabú para poetas malditos
La muerte
La muerte
la canto y, por lo tanto, milagro de las vocales
Parece que la Muerte es hermana del amor
La Muerte que nos espera y el amor que llamamos
y si el no viene, ella siempre vendrá
La muerte
La muerte
La mía no tendrá como en el Larousse
Un esqueleto, una mortaja; en la mano una hoz
Pero niña de vente años con cabello pelirrojo
Con velo nupcial, tendrá lo que hace falta
La muerte
La muerte
Grandes ojos de océanos, una voz de ingenua
Una sonrisa de niño sobre labios carmín
Dulce, aliviara sobre su pecho desnudo
Mis párpado quemados, mi cara en pergamino
La muerte
La muerte
Réquiem de Mozart y nada de Danza Macabra
Pobre vals popular al museo de Saint- Saëns
La Muerte es la belleza, es el rayo vivo del sable
Es el dulce suero de verdad, del espíritu y de los sentidos
La muerte
La muerte
Y no valláis a confundir y el efecto y la causa
La muerte es el libramiento, ella sabe que el Tiempo
Cotidianamente nos roba algo
El mechón de pelo y el marfil de los dientes
La muerte
La muerte
Es de la eutanasia, la suprema enfermera
Surge a tiempo, para cesar ese juego
cerca del soldado herido en el fango de los arrozales
En casa del anciano helado en el cuarto sin fuego
La muerte
La muerte
El tiempo es el tic-tac monstruoso del reloj
La muerte es el infinito en su eternidad
¿Pero que adviene de esos que se van a su encuentro?
Como ganamos nuestra vida, nos hará falta merecerla
La muerte
La Muerte
¿La Muerte?