Soy del color de tu porvenir,
me dijo el hombre del traje gris.
No eres mi tipo le contesté
y aquella tarde aprendí a correr.
Al pisar la estación
le abrí la jaula a mi corazón.
Tras las montañas estaba el mar,
la noche, el vértigo, la ciudad.
El mundo a cambio de una canción
me daba un plato, un beso, un colchón.
La única medalla que he ganado en la vida era de hojalata y decepción.
No tenía salida el callejón de cuartel para el desertor del batallón
de los nacidos para perder.
Prima del alma desnúdame
del traje gris de la multitud,
devuélveme al camino del sur,
Al país de la niñez
donde uno y uno sumaban tres.
La única medalla que me ha dado la vida en el escenario la gané.
No tenía salida el callejón de cuartel para el desertor del batallón
de los nacidos para perder,
de los nacidos para perder,
de los que viven muertos de sed.
Prima del alma desnúdame,
Y aquella tarde aprendí a correr,
donde uno y uno sumaban tres,
de los nacidos para perder,
no eres mi tipo le contesté,
Y aquella tarde aprendí a correr...