Te escribo de nuevo por necesidad, son las cinco de la mañana
lo único que ha quedado en pie en el mundo eres tú
qué haré con sus honores, tus palabras teatrales
en la pantalla de mi mente, muertos ídolos de papel
Ámame cuanto puedas, ámame
mirando en el espejo, veo un rostro conocido
y quizá su fealdad se vaya en cuanto me lave y me afeite
apesta el aliento a cigarrillos, mi mente se carga con muchas cosas
en la pared alguna Mona Lisa te trae incluso más cerca
Ámame cuanto puedas, ámame
Aunque termine esta carta, mi necesidad no cesa
como un pájaro sobre el alambre, como el vagabundo que se vuelve
quiero que vengas y que me ilumines, que me cuentes el cuento
como madre tierra que me abraces, como estrella luz que regreses.