¡Qué noche!
Me desperté con un dolor de cabeza,
sirve el café en el vaso como en cámara lenta.
Al “Si tú quieres, aún te puedes quedar”,
le sigue un silencio inseguro.
Tu cierras la puerta, se vuelve silencioso y te veo ir.
Y contigo trompetas, violines y coros,
algo en contra del silencio aquí.
Luego golpes de tambor en redobles,
y un piano bajo.
Hey, allá debería haber música,
donde sea que estés,
y si es la más hermosa,
que suene una y otra vez!
Hey, allá debería haber música,
Donde quiera que estés,
pues si es la más hermosa,
si es la más hermosa.
La última vez junto al mar,
Hace ya media eternidad de eso,
Empaco juntas mis mejores y más necesarias (cosas).
¡Por fin fuera de nuestra tierra!
Ella se vuelve pequeña en el espejo,
Y ya adelante el agua salada besa la arena.
Y con nosotros trompetas, violines y coros,
algo contra el silencio aquí,
Luego golpes de tambor en redobles,
Y un piano bajo.
Hey, allá debería haber música,
donde sea que estés,
Y si sea la más hermosa,
que suene una y otra vez!
Hey, allá debería haber música,
donde quiera que estés,
pues si es la más hermosa,
que suene una y otra vez,
que suene una y otra vez,
una y otra vez,
que suene una y otra vez!
Hey, allá debería haber música!
Si estamos enamorados,
Si la vida nos golpea,
Y si estamos ebrios de felicidad,
¿No debería haber allá música?
Hey, allá debería haber música,
Donde quiera que estés,
Y si es la más hermosa,
¡Que suene una y otra vez!
Hey, allá debería haber música,
Donde quiera que estés,
Y si es la más hermosa.
¡Que suene una y otra vez!
Que suene una y otra vez,
Una y otra vez,
Que suene una y otra vez.
Hey, allá debería haber música.
Hey, allá debería haber música.