Se deslizan pasos por el atardecer,
En el polvo del sol.
Patios con losas lisas,
Hamacas sin sueño.
El agua transparente que se sueña
Y que no aparece nunca.
Viene el vals de los arrepentimientos.
Negro laberinto de las selvas
Donde el cazador desaparece,
Degollado cerca de su pistola
Por el tigre que deseaba.
El calor y luego la fiebre
Y la espera del coyote,*
Viajero.
Mi selva, mi selva.
Ser al alba de los fracasos
Solo con Jivaros,
Sin una palabra, con jefes
Venidos del Mato Grosso.
Es la selva que te enseña
La soledad de los reyes,
La soledad.
En la abstracción vegetal
La selva se convierte en
Estupendas catedrales
Erguidas en el claro-oscuro.
El tiempo no es un chantaje
No evidencia el vivido.
Mi selva, mi selva.
¿Quién puede vivir aquí? Hombres
Que nunca conocieron leyes.
Hablo de la ley de los hombres
De la cual no quiere la naturaleza,
Que conocen como nadie
Todo lo que no sabréis
La selva
Mi selva, mi selva.