Tres marionetas
- chuecas y locas -
que una violeta en la boca me hincaron ayer,
con un cuchillo en los dientes, por el revés
de mis caderas tordillas, zurciendo van
un gran remiendo en flor
de hinojo y de sisal
¡Ay!...
Flaco y en banda
- tan cadenero -
me anda un Jesús chapalenado
de cuarta, en la voz,
un canyenguito sobón
con un compás
de punto cruz;
y un dulce barro torcaz
de Cruz del Sur
que hoy me ha puesto a temblar.
Y un angelito
de terracota,
tuerto del grito en la rota viudez de un pretil,
mascando un salmo en sanata, con un jazmín
me ató un solcito de leche sobre el sutién,
que dos espasmos de luz
tengo atrás de la piel
¡Dale María!
Si nueve llantos
son todo el pardo misterio que había que ver,
¡qué loco intento de espiga que vas a hacer!,
¡qué dura rama celeste te va a crujir!
¡Dale que está al venir!
¡Dale que duele bien!
¡Ay!
Tengo atorada
tanta ternura
que de una sola ternura a Dios puedo parir
Y sé es que nadie ya quiere de mí nacer,
en el rebozo robado de algún Chaplín,
entre mis brazos daré
de mamar a un botín