Ella vino al mundo y mi mundo es ella,
el amor profundo derribó mi puerta.
La miré, la besé otra vez, me miró y agrandó mi valor,
no soy el mismo ahora, soy la suma de las dos.
Ella vino al mundo y mi mundo es ella,
suspirito al verme, tendrían que verla.
La mimé, le canté otra vez y sufrí el dolor del adiós,
mi niña se baña en su playa, la de su imaginación.
Dile, cuando yo no esté,
que me muero por besar su piel,
que en mi alma y en mi corazón
va su respiración, que es la mía también.
Dile que es mi razón de ser,
mi alegría, mi lucha y mi fe,
mi milagro, mi herida y mi dios,
mi promesa de amor, mis ganas de volver.
Corazón y flecha, bendición y miedo,
mi única bandera son sus pies pequeños.
El olor a raíz, tan verdad, donde el mundo se vuelve mejor,
mi niña se duerme en su cuna escuchando su canción.
Vive pero ríete,
que tu risa se suba a ese tren
de los sueños que están por cumplir
y que seas feliz, aunque no puedan ser.
Vive, pero tienes que saber
que, perdiendo podrás aprender
a ser fuerte, luchando por ti,
cuando toque sufrir en esta vida cruel.
Y llevarás la injusticia
de las mujeres del mundo,
y te tendrás que hacer fuerte
más fuerte, más fuerte, más fuerte que el mar.
Y te declaro en el beso
esta pasión desmedida,
y sólo quiero que pase, que pase, que pase
y poder respirar.
Amor, amor,
y sólo quiero que pase, que pase, que pase,
te quiero, amor.
Amor, oh, oh.