Qué olor de castañas al fuego,
si tienes ganas, tomaré algunas.
Ese hombre es un viejo amigo,
si no pago, no dirá que no.
Sentémonos en esos escalones allá,
bajo la iglesia, como hace un año.
¿Recuerdas? Hacíamos ya el amor.
¿Qué pasó con tu abrigo?
¿Por qué sonríes, qué he dicho?
¿No ves cómo se ha estrechado?
Tú, ¡aquel botón te lo perderás!
Dios mío, que estúpido, ¡perdóname!
Tenerte aquí y no darme cuenta
que una flor crece en tu regazo.
Esta noche acabará y luego, si quieres,
serás maravillosamente mía.
Tengo brazos fuertes, sabré merecerte.
Esta noche acabará y luego, lo sabes,
maravillosamente me darás
la vida que duerme en tu cuerpo frágil.
Imagina nuestra casa,
con dos ladrillos la yergo.
En los campos harás las compras
y construiremos esa cama extra.
Por supuesto que tenemos fantasía,
la realidad nos espera en tu casa,
esperamos que tu padre nos perdone.
Esta noche acabará y luego, si quieres,
serás maravillosamente mía.
Tengo brazos fuertes,
sabré merecerte.
Esta noche acabará y luego, lo sabes,
maravillosamente me darás
la vida que duerme
en tu cuerpo frágil.
Esta noche acabará y luego, si quieres,
serás maravillosamente mía.
Tengo brazos fuertes,
sabré merecerte.
Esta noche acabará.
Esta noche acabará...