Me valga la Magdalena,
¡Ay!, ¡Ay!, lo grande que es mi sufrir,
que yo no tengo a la pena,
¡Ay!, que la pena me tiene a mí.
Yo no pienso en la venganza,
porque eso a mí no me va,
si he perdío la esperanza,
¿qué me importa los demás?
Pido a Dios, pido a Dios,
que nunca vuelvas,
que ya tú pa' mí te has muerto.
Yo pisé sin querer la mala hierba,
que sembraste en mi huerto.
El hijo que me ha nacido,
no va a pagar tu sentencia,
llevará mis apellidos,
y allá tú con tu conciencia.
Mas no será un desgraciado,
que yo lo haré un hombre bueno.
Por él no pases cuidado,
que el hijo de mis pecados,
¡Ay, mis pecados!,
jamás te echará de menos.
Me valga la Magdalena,
¡Ay!, qué penita de churumbel,
que tiene mi piel morena,
y los ojitos como los de él.
Velaré junto a la cuna,
su sueño de madrugada,
no dejando ni a la luna,
que lo venga a despertar.
Pido a Dios, pido a Dios,
que nunca vuelvas,
que ya tú pa' mí te has muerto.
Yo pisé sin querer la mala hierba,
que sembraste en mi huerto.
El hijo que me ha nacido,
no va a pagar tu sentencia,
llevará mis apellidos,
y allá tú con tu conciencia.
Mas no será un desgraciado,
que yo lo haré un hombre bueno.
Por él no pases cuidado,
que el hijo de mis pecados,
¡Ay, mis pecados!,
jamás te echará de menos.