¡Maní! ¡Maní!
¡Ay!
¡Ay, caserita! No te acuestes a dormir
sin comerte un cucurucho de maní.
¡Qué sabrosito y rico está!
¡Ya no se puede pedir más!
¡Ay, caserita! No me dejes ir,
porque después te vas a arrepentir
y va a ser muy tarde ya...
Manisero se va...
Manisero se va...
¡Ay, caserita! No te acuestes a dormir
sin comerte un cucurucho de maní.
¡Maní! ¡Maní!
¡Ay, caserita! No te acuestes a dormir
sin comerte un cucurucho de maní.
Cuando la calle sola está,
en la acera de mi corazón
el manisero entona su pregón
y, si la niña escucha mi canción,
llama desde su balcón.
¡Dame de tu maní!
¡Dame de tu maní,
que esta noche no voy a poder dormir
sin comerme un cucurucho de maní!
¡Ay!
¡Ay, caserita! No te acuestes a dormir
sin comerte un cucurucho de maní.
Me voy...
Me voy...