Marrequinha, Marrequinha,
cuidado, el amor te acecha,
los disparates se hacen muy pronto
cuando se tiene el corazón contento.
Marrequinha, Marrequinha,
recela de los claros de luna,
ten cuidado con los ojos que se inflaman
al contemplar tu piel morena.
En el pueblo, corre el rumor de que te han visto
más de una vez soñar cerca del viejo puente al caer la noche.
E incluso dicen que tu vestido, tan ligero
como una mariposa blanca, volaba alegremente bajo el cielo claro.
A tu madre que te regañó, le sonreíste
diciendo: "Iba a recoger las flores en el prado".
Pero mentías, pues tu cara y tus pupilas
no solo tenían el tímido color del cielo.
Marrequinha, Marrequinha,
cuidado, el amor te acecha,
los disparates se hacen muy pronto
cuando se tiene el corazón contento.
Marrequinha, Marrequinha,
recela de los claros de luna,
ten cuidado con los ojos que se inflaman
al contemplar tu piel morena.
Te sorprendieron en brazos de un apuesto muchacho
y tuviste, ¡ay Dios! que presentarlo en casa.
Tenias miedo de tu padre, encolerizado,
pero tu madre dijo: "lo casamos y todo aclarado".
Fue un día radiante de sol y de alegría,
los músicos tocaban en un tablado entre las flores.
Y cuando, por la noche, lo seguiste hasta su casa,
al verte marchar, todo el pueblo repitió a coro:
Marrequinha, Marrequinha,
cuidado, el amor te acecha,
sonríele a toda prisa
y así lo conquistarás.
Marrequinha, Marrequinha,
dos brazos fuertes a lo lejos te llevan,
ya no necesitas escolta
¡porque la felicidad te abre sus puertas!