Se reúnen en círculos.
Las lámparas iluminan sus rostros.
La luna creciente mece el cielo.
Los poetas del tamborileo
mantienen los latidos suspendidos.
El humo sube en volutas y luego muere.
"¿Te gustaría mi máscara?
¿Te gustaría mi espejo?",
grita el hombre bajo la capucha ensombrecida.
"Puedes verte a ti mismo.
Pueden verse el uno al otro
o puedes ver el rostro de tu dios".
Las historias se tejen
y las fortunas se dicen.
La verdad se mide por el peso de tu oro.
La magia yace esparcida
sobre alfombras en el suelo.
La fe se conjura en el sonido del mercado nocturno.
"¿Te gustaría mi máscara?
¿Te gustaría mi espejo?",
grita el hombre bajo la capucha ensombrecida.
"Puedes verte a ti mismo.
Pueden verse el uno al otro
o puedes ver el rostro de tu dios".
"Las lecciones se escriben
sobre pergaminos de papel.
Son llevadas a caballo desde el río Nilo",
dice la voz ensombrecida.
A la luz del fuego, la cobra
lanza a las llamas una sonrisa encantadora.
"¿Te gustaría mi máscara?
¿Te gustaría mi espejo?",
grita el hombre bajo la capucha ensombrecida.
"Puedes verte a ti mismo.
Pueden verse el uno al otro
o puedes ver el rostro de tu dios".