Se va a trepar,
raspada está,
su hábito desgarra.
Y baila en los pasillos,
también silba en la escalera.
Lo oculta, y yo sospecho,
que en la cabeza tiene rizos.
Y vuela como nunca igual que un ave.
Muy tarde llega a misa.
Mas, devota sí que es.
A todo llega tarde siempre--
Excepto a comer.
En realidad lo siento, mas
lo tengo que decir:
María no ha de quedarse,
Dios lo sabe.
Hay algo que la puede disculpar.
«Dígalo, hermana Margareta».
María... me hace... ¡reír!
(Jajajaja jajajaj jajaja)
Yo bien lo sé el problema que es María,
como calmar un fuerte vendaval.
¿Qué se compara con nuestra María?
Tal vez una avispa, o bien una chispa,
¡una loca!
Yo sé muy bien que hay cosas que decirle.
Y ella mil cosas tiene que entender.
(¿Y cómo hacerle entender?! Escucho sin comprender.)
Como si su fuerza es colosal.
Yo bien lo sé el problema que es María.
Como una llama viva ella es.
Cuando sola estoy con ella,
me confundo sin remedio,
pues su mundo es diferente,
y su pensar.
Es variante como el clima,
y ligera como pluma.
Es graciosa.
(¡Un demonio!)
Es adorable...
Sobrepasa cualquier peste.
Saca el sol por el oeste.
Hasta el mundo entorpece en su girar.
Es graciosa y es vivaz.
También quiere juguetear.
¡Es jaqueca!
Es un ángel.
¡Joven es!
Yo bien lo sé el problema que es María,
como calmar un fuerte vendaval.
¿Qué se compara con nuestra María?
Tal vez una avispa, o bien una chispa,
¡una loca!
Yo sé muy bien que hay cosas que decirle.
Y ella mil cosas tiene que entender.
¿Y cómo hacerle entender?
Escucho sin comprender.
Como si su fuerza es colosal.
Yo bien lo sé el problema que es María...
Como una llama viva... ella es.