Limeña que tienes alma
de tradición,
repican las castañuelas
de tu tacón,
pasito a paso vas caminando
por la vereda que va entonando,
como si fuera un bordón,
compases de marinera
con tu tacón.
Boquita de caramelo,
cutis de seda,
magnolia que se ha escapado
de la alameda.
Y en tu sonrisa
hay un pañuelo
que enamorado
llega hasta el cielo,
perfumado de jazmín,
para bailar marineras
por San Martín.
(se repite la estrofa)