Aún recuerdo el piano
de aquella niña
que había en Sevilla,
la novia del embarcado
nunca la siesta dormía.
Sola en los corredores de mecedora,
de consola y lorito, sueña el querer
que a Cuba se fue,
y aquella mujer
está tocando el piano;
escriben sus blancas manos
cartas de amores
que han de volver.
Ay, goleta antillana,
ay, cuánto lo quería,
que era trigo su pelo cuando embarcaba,
que era nieve el pañuelo que adiós decía...
Ay, suspira la fuente,
ay, dormita el pregón...
La copla de un pianillo
se va metiendo por los balcones,
navegan los galeones
que hay en los cuadros del corredor...
Se bambolea, se bambolea,
se bambolea la goleta en el río
se bambolea,
que viene de Sanlúcar
con la marea.
Viva Sevilla
y los barcos que salen
pa' las Antillas,
y los barcos que salen
pa' las Antillas.
Viva Triana
y los barcos que vienen,
y los barcos que vienen
desde La Habana.
~ ~ ~
Se calla el pianillo,
tras los visillos
suena el piano.
Qué dulce lo toca ahora
la novia del embarcado.
Las mecedoras bailan sus habaneras
con su son de caoba, manigua y ron.
Y se abre el balcón,
suspira el pregón,
ay, barrio del Baratillo.
Tiene color de Murillo
la siesta triste
de aquel salón...
Ay, novio marinero,
ay, capitán de mi puerto.
Qué blancas son las velas de tu goleta,
qué secretas las penas de mi pañuelo.
Ay, que se fue pa' Cuba,
ay, que venga por Dios...
Que venga por el río
con su goleta desde Sanlúcar,
que esta copla de azúcar
pone más dulce mi corazón.
Se bambolea, se bambolea,
se bambolea la goleta en el río
se bambolea,
que viene de Sanlúcar
con la marea.
Viva Sevilla
y los barcos que salen
pa' las Antillas,
y los barcos que salen
pa' las Antillas.
Viva Triana
y los barcos que vienen,
y los barcos que vienen
desde La Habana.