Melancolía de octubre,
por todo lo que no tengo.
Un perro pasa, orina y se ríe y espera junto a mí
el tram de medianoche,
que han cancelado o que no existe más.
Ahora le pregunto al perro, sí, al perro si,
si me lleva contigo.
"Olvídame, bórrame, tenme fuera de ti,
convéncete, resígnate: ¡esta historia no existe!"
Mi alma en la maceta
por una grieta sale volando,
va a buscar su sombra
que, sentada, está esperando bajo la escalera de tu casa.
Un ladrón, de paso, con cierta cortesía
me pregunta: "¿tienes para fumar?" "sí, tengo fuego, sí"
y luego del hurto, huye.
"Resígnate, relájate
y no pienses más en ella,
acostúmbrate, trata de convencerte
que no existe sólo ella".
En el centro de Lisboa,
sentada a la mesa de un bar,
está la estatua de Pessoa
que parece estar ahí sólo para mí,
"el amor es mentiroso,
cuando acaba, no lo sabes
mas como es bello su dolor,
lo entiendes si lo tienes".