[Hablado:]
Tango que me hiciste mal
y al que, sin embargo, quiero
porque sos el mensajero
del alma del arrabal.
No sé que encanto fatal
tienen tus notas sentidas,
que la mistonga guarida
del corazón, se me ensancha
como pidiéndole cancha
al dolor que hay en mi vida...
Malena canta el tango como ninguna
y en cada verso pone su corazón.
A yuyo del suburbio su voz perfuma:
¡Malena tiene pena de bandoneón!
Tal vez allá en la infancia, su voz de alondra
tomó ese tono oscuro de callejón;
o acaso aquel romance que sólo nombra
cuando se pone triste con el alcohol...
Malena canta el tango con voz de sombra:
¡Malena tiene pena de bandoneón!
Tu canción tiene el frío del último encuentro.
Tu canción se hace amarga en la sal del recuerdo...
Yo no sé si tu voz es la voz de una pena;
sólo sé que al oír de tus cantos, Malena,
te siento más buena... Más buena que yo...
Tus ojos son oscuros como el olvido,
tus labios apretados como el rencor.
Tus manos, dos palomas que sienten frío:
tus venas llevan sangre de bandoneón.
Tus tangos son criaturas abandonadas
que corren por el barro del callejón.
Cuando todas las puertas están cerradas
y ladran los fantasmas de la canción,
Malena canta el tango con voz quebrada:
¡Malena tiene pena de bandoneón!
Malena canta el tango como ninguna...
¡Malena tiene pena de bandoneón!