¿A qué hora partes?
Como siempre, vienes y vas.
No puedes detenerte.
Vives como un reloj que
siempre avanza; ya son las seis.
Pero tú, aférrame las manos ahora,
así podrás entender en un instante
que siempre eres más importante.
Yo quiero que sea así.
Y tú que vives siempre en vuelo,
que nunca haces promesas sobre tu regreso,
no justifiques la ausencia
y quizá no regreses
nunca más aquí.
Si has llegado tarde,
siento ya tu ansiedad.
No te preocupes,
sabes que yo también tendré mucho que hacer.
No te llamaré por un tiempo.
Tú aférrame las manos ahora,
así podrás entender en un instante
que siempre eres más importante
y quiero que sea así.
Y tú que vives siempre en vuelo,
que nunca haces promesas sobre tu regreso,
no justifiques la ausencia
y quizá no regreses
nunca más aquí.
Eres como esa nieve que
se posa donde uno no quiere
y dura sólo un día; eres así.
En el fondo eres así.
Aférrame las manos de nuevo,
incluso si ya te siento distante.
Dime que me estoy equivocando.
Dime que no es así.
Pero aunque estés lejos,
no olvides esas noches.
Ahora apago las velas
y sé que no regresarás
nunca más aquí.