Había una pradera en mi viejo pueblo,
donde siempre jugábamos mano a mano,
el viento tocaba gentilmente el césped
éramos tan jóvenes, no teníamos miedo.
Entonces soñé una y otra vez,
que me sostenías fuerte, bajo las estrellas
le hice una promesa al Señor:
te amaré por siempre.
El tiempo ha pasado,
tanto ha cambiado
pero la pradera sigue en mi corazón.
Oh, ¿dónde estás?
necesito decirte que todavía te amo,
así que te alcanzaré,
vuelas alrededor de mí como una mariposa.
Tu voz todavía tiene su eco en mi corazón,
eres mi amor verdadero.
Había una pradera en mi viejo pueblo,
donde en primavera todas las flores florecían enormemente,
cazábamos mariposas
con las manos, hasta el final del día.
Tu voz todavía tiene su eco en mi corazón.