Entre la gente del bronce
que cantaba y que reía
brillaba Lola Puñales.
Era una rosa morena
que a los hombres envolvía
igual que a los vendavales.
Vino primero Don Pedro un marques
enamorao y galán
pero la Lola con mucho salé
lo desprecio por Don Juan.
Y así la Puñales cantando y bailando
trataba a los hombres de mala manera.
Hasta que una noche la fueron matando
los ojos de un hombre que dijo a su vera:
Quien ha encendido esa hoguera
en tus ojeras de peteneras Lola Puñales
y aunque no sufras dolores
prendes de amores a los mejores y mas cabales.
Sin saber como ni cuando tu te vas a enamorar
con el fuego estas jugando y te tienes que quemar
y veras entraña mía lo que son penas mortales
cuando llores de agonía
y te den la carita partía
sin dormir Lola Puñales.
Con pastillitas de muerte
y dolores de agonía
lloraba Lola Puñales.
Porque aquel hombre moreno
se llevo pa toda la vida
la rosa de sus rosales.
Mucho te quiero y me muero mujer
mucho te juro por Dios
y si te vi no me acuerdo después
de que mi brazo cayo.
Corrió como loca buscando la reja
a donde de otra los besos bebía.
Y un grito de muerte se oyo en la calleja
mientras que unos ojos quedaban sin vida.
Vayan los jueces pasando vayan firmando
que esta esperando Lola Puñales
que no me importa la pena de ir a la trena
que estoy serena y en mis cabales.
Lo mate y a sangre fría por hacer burla de mi
y otra vez lo mataría si volviera a revivir,
con que apunte el escribano al causante de mis males
por jurar cariño en vano
sin siquiera temblarle la mano
lo mató Lola Puñales.