Más allá de las casas veo surgir
la luz de Venus
mientras pienso en ti.
Me pregunto si cuando eres frágil
disparas un proyectil.
Me quedo inmóvil.
Quiero más, pero no sé perder.
En la espera me preguntaré
cuánto sabes.
Pensar en ti, en tus labios es letal.
Entre la gente busco un rostro familiar
para... bailar con pasos lentos que lastimen.
Nada tiene sentido fuera de esta noche nómada.
Miro más arriba, luego contengo la respiración, pero siento que
tenemos un límite, un nudo invisible, un muro entre las ciudades
que no se derrumba ni siquiera si yo lo intento.
No se derrumba ni siquiera si tú lo intentas.
Y no se derrumba ni siquiera si yo lo intento.
No se derrumba ni siquiera si tú lo intentas.
Te preguntas si seremos similares
a la espera de lo que vendrá.
No nos detenemos.
Somos libélulas.
Yo voy al sur, tú hacia las islas.
No nos entendemos.
Pensar en ti, en tus labios es letal.
Entre la gente busco un rostro familiar
para... bailar con pasos lentos que lastimen.
Nada tiene sentido fuera de esta noche nómada.
Miro más arriba, luego contengo la respiración, pero siento que
tenemos un límite, un nudo invisible, un muro entre las ciudades
que no se derrumba ni siquiera si yo lo intento.
No se derrumba ni siquiera si tú lo intentas.
Y no se derrumba ni siquiera si yo lo intento.
No se derrumba ni siquiera si tú lo intentas.
Ahora encuentro un sentido.
Cuando te pienso, me hago
de valor para derrumbarlo.
Sobre un cielo inmenso
conservo ese momento,
luego cierro los ojos y pienso que
Se puede derrumbar mas sólo si yo lo intento.
Y lo derrumbo, sigo adelante a mi manera.
Se puede derrumbar, mas sólo si yo lo quiero.
Y lo derrumbo, ante mí está el cielo azul.
Ante mí está el cielo azul.
Ante mí está el cielo azul.
Ante mí está el cielo azul.
Ante mí está el cielo azul.