Detrás de nuestras ventanas
Creemos que el mundo está desapareciendo.
Y los pájaros están ahí,
Todos los días cantan a pleno pulmón
En un idioma que creo conocer.
La alegría aquí va,
Observo sus plumas,
Mi corazón es tan pesado como un yunque
Pero sonrío a pesar de todo.
¿Es el colmo de la desgracia
Retomar sus viejos hábitos,
Sus sabidurías de antaño.
Como tú, cruzo los dedos.
Para que el amor encante los días felices
Que la vida baile sobre pianos de cola
Que el amor y los ángeles concedan nuestros deseos
Y que la gente se quiera un poco como lo hacemos Los dos.
Me gustaría tomar un poco de aire fresco
Para absorber un poco de luz
Y salir de mi casa.
Es el eterno invierno
Al igual que tú, he perdido la orientación
Casi tanto como mi voz.
Sin embargo, cada día yo creo.
El tiempo hace sus rondas,
Cada minuto, cada segundo
Obedezco sus leyes,
Sentado aquí observando este mundo,
Atrincherándose, abatiéndose,
Y en mi interior
Creo y cruzo los dedos.
Para que el amor encante los días felices
Que la vida baila sobre pianos de cola
Que el amor y los ángeles concedan nuestros deseos
Y que la gente se quiera un poco como lo hacemos
Los dos.
Bajo nuestras aburridas máscaras,
Si se distinguen tantas sonrisas,
Es porque la esperanza está ahí.
Va, deja hablar el dolor.
Si a veces se te saltan las lágrimas,
No los retengas,
Creeme, creeme,
Es sólo el término de una sombra
El principio de otro mundo
Que crece bajo nuestros pasos.
Era necesario que el trueno tronase
Para que nuestra conciencia se inunde
De una esperanza, de un esplendor.
Come yo, cruza los dedos.
Para que el amor encante los días felices,
Que la vida baila sobre pianos de cola,
Que el amor y los ángeles concedan nuestros deseos
Y que la gente se quiera un poco como lo hacemos Los dos,
Que el amor encante los días felices,
Que la vida baila sobre pianos de cola,
Que el amor, los ángeles concedan nuestros deseos
Y que la gente se quiera un poco como lo hacemos
Los dos,
Los dos,
Los dos.