Dos rosas blancas se marchitaron el sábado
como el final de nuestra historia.
Ya se acabó, es difícil de creer,
sin embargo me olvidaré de tu nombre.
Tu persona se ha convertido en vacío,
el vacío es tu nuevo nombre,
el vacío es tu nuevo nombre.
Dos meses más tarde, nos volvemos a cruzar, es verdad,
tu cabeza me dice algo.
Me olvidé de que existías, después de todo quizá no quería
retenerte en la cabeza ni en el corazón,
en su lugar, he puesto vacío,
en su lugar, he puesto vacío.
Otro vacío en sustitución de una persona vacía como tú.
Ya sabes que el vacío no persiste mucho tiempo,
porque un día alguien ocupará el sitio de tu vacío
y a mí me dará lo mismo,
y a mí me dará lo mismo.
Las rosas son raras,
y tú las pisoteas.
Una estrella se te ha caído de las manos,
tú la miras marcharse lejos.
Las estrellas se escapan para siempre. Ahora ella debe de estar pendiente
de otro que no eres tú.