De noche, cuando me acuesto,
le rezo a mi Virgen de la Macarena.
De noche, cuando me acuesto,
le rezo a mi Virgen de la Macarena
y allí solita en mi alcoba,
a mi Virgencita le cuento mis penas.
Y de corazón le pido
que el gitanillo que quiero,
mientras en el mundo viva,
no me sea traicionero.
Y si lo consigo,
y si lo consigo
le haré una novena
a mi Virgencita,
a mi Virgencita
de la Macarena.
Estoy mirando a unos ojos
que son dos puñales clavaos en los míos.
Estoy mirando a unos ojos
que son dos puñales clavaos en los míos.
Hombre que por sus hechuras
y por su salero, ¡ay! me roba el sentío.
Madrecita de mi alma,
si yo tuviera la suerte
que ese hombre tan gitano
se decidiera a quererme...
Y si lo consigo,
y si lo consigo
le haré una novena
a mi Virgencita,
a mi Virgencita
de la Macarena.