Por una tumba vacía y un Cristo resucitado,
a vivir en esta vida estoy determinado
para decir lo que siento, llevo razones conmigo,
mis pecados con su sangre, los borró mi buen amigo.
Muerte yo seré tu muerte, sepulcro yo tu aguijón.
Jerusalén fue testigo, cuando la tumba se abrió.
Aquella tumba vacía, abrió un sendero divino,
adorar al Rey de reyes, será siempre mi destino.
Regresaré de donde vine, para mi es mejor si muero,
en las buenas y en las malas mi Jesús será primero.
Muerte yo seré tu muerte, sepulcro yo tu aguijón.
Jerusalén fue testigo, cuando la tumba se abrió.