He llegado a la linea donde cesa la nostalgia,
y la gota de llanto se transforma
alabastro de espíritu.
¡La sombra de mi alma!
El copo del dolor se acaba,
pero queda la razón y la sustancia
de mi viejo mediodía de labios,
de mi viejo mediodía de miradas.
Un turbio laberinto
de estrellas ahumadas
enreda mi ilusión casi marchita.
¡La sombra de mi alma!
Y una alucinación me ordeña las miradas
veo la palabra amor desmoronada.
¡Ruiseñor mío!¡Ruiseñor!
¿Aún cantas?