Marco se ha marchado y ya no regresa.
El tren de las 7:30 llega sin él.
Es un corazón de metal sin alma
en el frío de la mañana gris de la ciudad.
En la escuela, su banca está vacía; Marco está en mí.
Es dulce su respiro entre mis pensamientos.
Distancias enormes parecen separarnos
pero el corazón late fuerte en mi interior.
Quien sabe si tú me piensas,
si con los tuyos nunca hablas.
Si te escondes como yo,
rehúyes las miradas y te quedas
encerrado en tu cuarto y no quieres comer,
y aprietas fuerte contra ti la almohada
y lloras y no sabes
cuánto más daño te hará la soledad.
Marco, en mi diario tengo una fotografía.
Tienes los ojos de un niño un poco tímido.
La aprieto fuerte contra el corazón y siento que aquí estás
entre las tareas de inglés y matemáticas.
Tu padre y sus consejos, qué monotonía.
Él con su trabajo te alejó.
Cierto, tu opinión nunca la pidió.
Dijo: "Un día me entenderás".
Quién sabe si tú me pienses,
si con tus amigos hables
para ya no sufrir como yo,
mas no es fácil, lo sabes.
En la escuela ya no puedo más
y las tardes se pasan sin ti.
Estudiar es inútil, todas las ideas
se agolpan a tu alrededor.
No es posible dividir
la vida de nosotros dos.
Te ruego, espérame, amor mío
pero engañarte no sé.
La soledad entre nosotros,
este silencio en mi interior
es la inquietud de vivir
la vida sin ti.
Te ruego, espérame, porque
no puedo estar sin ti.
No es posible dividir
la historia de nosotros dos.
La soledad entre nosotros,
este silencio en mi interior
es la inquietud de vivir
la vida sin ti.
Te ruego, espérame, porque
no puedo estar sin ti.
No es posible dividir
la historia de nosotros dos.
La soledad.