El reino está ocupado
por nuestros enemigos cristianos
y solo queda, Siurana la mora.
Resistimos los valientes musulmanes
con el castillo de todos el más alto
y no podrán derrumbar la bella Siurana.
Pero de repente, mientras yo celebro una cena
y el marido está fuera peleando.
Una flecha atraviesa la sala y se clava en medio de la mesa puesta.
Una flecha atraviesa la sala y se clava en medio de la mesa puesta.
Comienzan a gritar los invitados
y corriendo huyen todos en seguida
hacia sus casas para refugiarse.
Delante mio ya tengo tres soldados
que señalan y asienten con la cabeza:
"¡aquella es la reina, la Reina Mora!"
Pero yo la Reina Mora que se pelear
va y cargo contra aquellos soldados.
Y con la espada escondida que llevo el el vestido les corto el cuello a aquellos tres bandidos.
Y con la espada escondida que llevo el el vestido les corto el cuello a aquellos tres bandidos.
Contemplando el orgulloso baño de sangre
no tiemblan espada ni brazo:
"Corred piernas mías, para escaparme"
No son tres los que tengo delante
son muchos más de cruz roja al peto.
¿Que vale la reina? ¿La reina muerta?
Y al lomo del caballo blanco, sin nada delante
decido tomar yo el último salto.
Y tapando los azules ojos de aquel pobre animal él y yo caemos juntos risco abajo.
Y tapando los azules ojos de aquel pobre animal él y yo caemos juntos risco abajo.
Si yo huyo es porque mi honor
es más fuerte que los latidos de mi corazón.
Recuerda Siurana la Reina Muerta.