No me despedí de ti, y me pasa que aún no puedo,
Se quemó nuestro jardín. No respiras entre fuego.
Yo que no te quise odiar, lo que deseo
es que se cierre tu garganta y que te duela fuerte el pecho
como me duele a mí.
Yo que quise agradecer cada caricia compartida,
no recuerdo apenas gesto de tu rostro
que me haga reír.
Ya no seré yo la que baile para ti,
ya no soy yo la que baila para ti.
No me despedí de ti, cómo cuesta oír tu voz.
Soy tan frágil cristal si tengo tus ojos frente a mí.
Seré mucho más valiente y cambiaré todo este barro
por arena blanca. Enterraré mis armas
y te compadeceré.
Me desprendo de esta lanza, que este odio es el que mata
y la rabia también ata, y ya es hora
de dejarnos ir.
Ya no seré yo la que baile para ti,
ya no soy yo la que baila para ti.
La que baila para ti.