Mariposita, salta y vuela,
adonde está mi querida niña...
No pares en tu vuelo,
vuela, ve pronto hacia allá.
Con las alas, salúdala...
Hazle fiesta, hazle fiesta a su alrededor, alrededor...
Y dile a ella, noche y día,
que estoy siempre, estoy siempre suspirando...
Mariposita, vuela, vuela
hacia la rosa de este corazón...
No hay más flor bella
que te pudiese gustar...
Del aroma que sientes...
De esos ojos, a esos ojos, de esa sonrisa...
Creerás que, en el paraíso,
terminaste... Terminaste... ¡Oh, mariposita!
Hacia tus labios coralinos,
mariposita, ve, sala y vuela...
Sobre aquello que te consuela,
¡y no te vayas nunca más!
Pero si ves que se duerme...
y te viene, y te viene, el deseo...
Dale un besito...
Y de parte mía, de parte mía, ¡otro más!