Tu te vas a la deriva
sobre el río de los recuerdos
y yo, corriendo en la orilla,
Te grito que regreses,
pero, lentamente, tu te alejas
y en tu carrera violenta,
poco a poco, recupero
un poco del terreno perdido.
De a momentos, tu te hundes
en el liquido movedizo
o bien, rozando algunos espinos,
dudas y me esperas
escondiendo tu cara
bajo tu capa arremangada,
de miedo a que te desfiguren,
la vergüenza y el arrepentimiento.
No eres más que unos pobres restos,
carroña flotando en la superficie del agua
pero sigo siendo tu esclava
y me sumerjo en el riachuelo
Cuando el recuerdo se detenga
y el océano del olvido
rompan nuestros corazones y nuestras cabezas
podremos estar juntos para siempre.