Lengua de antiguo mármol de una catedral,
lengua de espada y llanto de dolor,
lengua que llama desde una torre al mar,
lengua de mar que lleva nuevos rostros,
lengua de montes expuesta a todo los vientos,
qué habla de nieve blanca a los naranjales,
lengua serena, dulce, hospitalaria:
nuestra lengua italiana.
Lengua de trabajo y lengua de honor,
en los mercados tejidos, joyas y oros,
lengua de barcos y serenatas al mar,
lengua de miradas y sonrisas de lejos,
lengua ordenada por un hombre de Florencia,
que habla del cielo a los arquitectos,
lengua nueva, divina, universal,
nuestra lengua italiana.
Y es por calle mientras trabaja entre la gente,
y la ola del estadio y el grito de la multitud,
en la fonda mientras se come y se bebe alegremente,
y una sonrisa en tus labios de mujer,
y tu voz mientras dice "te amo",
y en los bares de quién se pierde en un vaso,
con quien se ha equivocado al llorar, al bromear,
y en cada gesto buscar un poco de amor
un poco de amor.
Lengua que habla de edificios y fuentes,
lengua de hostería entre vino y putas,
lengua de gracia en las cortes y en el amor,
lengua de amor que es agradable al oído,
lengua que canta a lo largo del Arno al mar,
hasta la arena del continente americano,
lengua ideal, generosa, sensual,
nostra lengua italiana.
Y un avión que vuela
sobre el atlántico tranquilo,
en la ruta polar o en la de las Antillas,
una rosa roja color de la sangre,
espina de una rosa que te pica y eres su amante,
y una mujer esbelta que triunfa en la moda,
y conduce un auto rojo prestigio de la calle,
luego se casa con la luz y como un faro,
proyecta al mundo el gran cine italiano,
el gran cine italiano.
Lengua de la opera,
lengua del bel canto que canta con violines,
y juega con su acento,
lengua del espacio y términos en inglés,
de la separación en frío y fórmulas en francés,
lengua de paz,
lengua de cultura,
de la vanguardia internacional.
La lengua mía, la tuya,
nuestra lengua italiana.