Se está poniendo blanca toda mi cabellera,
la nieve de los años me está cayendo ya,
se arrugará mi frente de tantas primaveras,
quiero vivir tranquilo toda una eternidad.
Le pedí a Jesucristo que un día me permitiera
regresar a mi patria y su tierra besar
para que cuando muera, que entierren mi cadáver
junto a mi madrecita, y descansar en paz.
Mi guitarra que siempre fue mi fiel compañera,
que siempre en mis tristezas sus cuerdas me inspiró,
y ahora que con los años quiero estar junto a ella
esperando que muera para morirme yo.
(Se repite desde el principio)