Con un mantoncillo de flores,
con una batita de cola,
la niña no quiere crecer
y va al mar
cantando y bailando sus cosas
y el mar que es bravío
la quiere besar
pero ella no quiere
y él llora y le dice bajito,
«Baila con mis olas».
La niña le baila
unos versos
y el mar le contesta
con olas
y ese compás de dos tiempos.
El mar le moja los pies
y se ahoga.
Se aleja despacio
y se vuelve a acercar
queriendo robarle la sombra,
y le dice bajito
«Baila con mis olas».
La niña y el mar
no quieren ni hablar
cuando están a solas,
Prefieren callar
prefieren soñar
con las amapolas.
El mar quiere amar
y la niña bailar
y que la dejen sola,
y al amanecer
se dibuja el perfil
de una nueva mujer
bailando con las sombras.
Con dieciséis años despiertos
con manos que son caracolas,
con pasos que suenan
más fuerte al andar,
cuando la música
los adorna.
La niña creciendo
se olvida del mar
y el mar que lo sabe
no llora
sólo dice bajito
«Baila con mis olas».
La niña contenta
ya se siente mujer.
Se mira al espejo
y se adorna.
Son tantos los sueños
que ven su mirar
que los quiere todos
y ahora
y herido de muerte
a lo lejos el mar
apaga sus olas y llora
repitiendo bajito
«Baila con mis olas».
La niña y el mar
no quieren ni hablar
cuando están a solas.
Prefieren callar
prefieren soñar
con las amapolas.
El mar quiere amar
y la niña bailar
y que la dejen sola
Y al amanecer
se dibuja el perfil
de esa nueva mujer
bailando con las sombras.