La marea no ha dejado de descender
después del sabor de la sal, de la ceniza
el mar no ha dejado de descender
después de la fogata, sólo quedan cenizas
y el viento no ha dejado de gemir
la lluvia de caer, y el bosque de podrirse,
no, el viento no ha dejado de gemir
en lugar de callarse, de dormirse.
Así que el mal no ha dejado de crecer
la lluvia de cantar, el cielo de reír,
tenía tu corazón en la palma de mi mano
siempre el mismo, por el mismo camino
y tu rostro en el horizonte
siempre el mismo, queriendo tener la razón
siempre el mismo, queriendo tener la razón
sí, el mismo, queriendo tener la razón.
La marea no ha dejado de descender
los ojos de llorar, los brazos de estirarse
la marea no ha dejado de descender
se necesita del agua para apagar las cenizas
y el viento no ha dejado de gemir
en la garganta de aquel que va a morir
no, el viento no ha dejado de gemir
no queda nada en la red de la que jalas.
Así que el cielo no ha dejado de crecer
el día de caer, el cielo de oscurecerse
ahora hay mucha agua, no podemos regresar más
el mar me empuja, me jala
sí, hay mucha agua entre nosotros,
el agua de las lágrimas del collar de tu cuello
el agua de las lágrimas del collar de tu cuello
el agua de las lágrimas del collar de tu cuello
La marea no ha dejado de descender
después del sabor de la sal, de la ceniza
ella está tan lejos, que no podemos esperarla más
y hoy comienzo a entender
ella está tan lejos, que no podemos esperarla más
y tus ojos, sangrarán en mis ojos
y tus ojos, sangrarán en mis ojos