En Madrid hubo una fuente llamada la Mariblanca
fuente más bonita que ella nunca la tuvo una plaza
En su pilón noche y día un reloj se reflejaba
era el reloj que en Madrid marca las horas de España
Los relojes tienen alma por lo cual se enamoró
de la bella Mariblanca y un día se equivocó
Era severo y anciano el señor corregidor
y prendió a la Mariblanca con el máximo rigor
Y el reloj desde entonces al dar la hora
no se sabe de fijo si toca o llora
Y al dar la hora, y al dar la hora
no se sabe de fijo
si toca o llora si toca o llora
De noche cuando a las doce sus manecillas levanta
parece que pide al cielo que vuelva la Mariblanca
Y luego a las seis y media en la alta madrugada
al dirigirlas al suelo parece que es que la aguarda
Y empinándose en su torre ve venir un resplandor
piensa que es la Mariblanca y lo que viene es el sol…
Por eso le pide el pueblo al señor corregidor
que vuelva la Mariblanca para la Puerta del Sol
Y el reloj desde entonces al dar la hora
se ha de ver claramente que ya no llora
Y al dar la hora, y al dar la hora
se ha de ver claramente
que ya no llora, que ya no llora