"¿Quién ha visto un diablo negro
en una mula lunanca?",
dijo un viejo musiquero
que anduvo la salamanca.
Y al compás de su guitarra
haciendo sonar la prima
se acordaba de unas farras
de Loreto* y Salavina*.
De su tropillita vieja,
de su caballito oscuro,
del rumor de unas represas,
y el canto de los coyuyos*.
La mandinga de las sierras
Quitilipi* con su flauta
y la bruja chacareras*
bailando mi salamanca.
Me preguntan de ande vengo
en mi caballito oscuro,
¡habla corazón ladino!
¿A qué te has quedado mudo?
Así me dijo el patudo:
"Yo soy como el hombre manso
pero si por ai' me buscan
espino como el quebracho".
Igualito al algarrobo
maduro fruto en mis ramas
cuando me canta el coyuyo
me llevo dentro del alma.