La diferencia
que molesta,
una preferencia, un estado de ánimo, una circunstancia,
un cuerpo a cuerpo
en desacuerdo
con la gente que piensa demasiado, las primeras costumbres.
Sus pieles nunca se sorprenderán de las diferencias,
se ven iguales,
se tocan como dos hombres que bailan.
Sin hablar nunca,
sin gritar nunca,
ellos se aman en silencio.
Nunca mienten, ni se vuelven,
se confían.
Si supieras lo poco que se preocupan por estos insultos...
Prefieren el amor, especialmente el verdadero,
a nuestros murmullos.
A menudo hablan
de las otras personas
que se aman tan fuerte,
que se aman, como se suele decir, "normalmente",
de este niño,
totalmente ausente,
de este mal de la sangre que corre
y mata con tanta libertad.
Sus ojos no se apartan por negligencia,
se reconocen, se doblegan
como estas dos mujeres bailando.
Desde Verlaine a Rimbaud, cuando se piensa,
se tolera la excepcional diferencia.