De piedra ha de ser la cama,
de piedra la cabecera.
La mujer que a mí me quiera,
me ha de querer de a de veras.
Ay, ay, ay, corazón, ¿por qué no amas?
Subí a la sala del crimen,
le pregunté al presidente
que si es delito el quererte,
que me sentencien a muerte.
Ay, ay, ay, corazón, ¿por qué no amas?
El día que a mí me maten,
que sea de cinco balazos,
y estar cerquita de ti
para morir en tus brazos.
Ay, ay, ay, corazón, ¿por qué no amas?
Por caja quiero un sarape,
por cruz mis dobles cananas,
y escriban sobre mi tumba
mi último adiós con mis balas.
Ay, ay, ay, corazon, ¿por qué no me amas?