Necesito de ti
y creer
que el amor que tienes
puede resistir.
Pero el silencio que me das
me hace reflexionar.
Pero necesito de ti.
Necesito de ti.
También tú tienes razón,
no sé fingir
pero el amor que doy
sabe distinguir
el dolor más ensordecedor
de la imagen
que dejaste para mí.
Que escondiste de mí.
La orden del tiempo
me ha traído aquí
confundiendo un engaño
con escalofríos.
No ves más que a ti mismo
y yo no puedo
darte méritos.
Pero hay una cosa que te debo.
La última cosa que te debo
soy yo.
Necesitas de mí,
no te puedes retirar.
Pero el amor que tienes
es invisible.
El silencio que me das
lo sabe describir.
No necesitas de mí
cuando necesitas de ti.
La orden del tiempo
me ha traído aquí
confundiendo un engaño
con escalofríos.
No busco el compromiso
que por desgracia
no te mereces.
Si hay una cosa que te debo.
La última cosa que te debo.
Ahora mi tiempo
me ha traído aquí
para pagar este engaño
con moretones.
No ves más que a ti mismo
y yo no puedo
darte méritos.
Pero hay una cosa que te debo.
La última cosa que te debo
soy yo.
Es un adiós.
Adiós.
Del silencio que me das,
quiero marcharme.
No necesitas de mí.
No necesitas de mí.
La orden del tiempo
se ha detenido aquí
porque los días de engaño
tienen un límite.
El bien que he concedido
no admite
subtítulos.
Esto es lo que te debo.
La última cosa que te debo
soy yo.
Es un adiós.
Adiós.
El silencio que me das
me hace decidir.
No necesito de ti.
No tengo necesidad.
No necesito de ti.
Ya no tengo necesidad.