El cielo es azul, la brisa marina
El mar es bastante tempestuoso
Hacia el puerto que monta a la carga
Galopando dieciseis escuadrones blancos
Es un puerto al borde del mundo
Cuyas calles se abren al infinito
Pero como la tierra es redonda,
No vemos a los Estados Unidos
A nadie le importa, hay felicidad
Hay un bar de Rita la rubia
A nadie le importa, hay felicidad
En la Señal de la Chica Sin Corazón!
El acordeón toca una nota en mayor
Las melodías de el mundo entero
Hay una bella rubia,
Aquella flor rosa,
En la Señal de la Chica Sin Corazón.
En este pequeño bar, donde ella reina
Se ve arder su cabellera dorada
Su boca es como una fruta que sangra
Pero dicen que su corazón está muerto
Si embargo los chicos se divierten allí:
Los jóvenes, inclementes, robustos
Que entran moviendo los hombros
Hay unos que vinieron de Dakar
Hay unos de Amberes, unos de Honfleur,
Navegando a veces por los polos
Ellos la miran, es toda su felicidad,
Pero ninguno conoce su gracia
El acordeón toca una nota en mayor
Todas las canciones: tristes, divertidas...
Hay chicos que tocan su felicidad
En la Señal de la Chica Sin Corazón.
El patron conocía la música:
Le gustaba el sonido de las monedas
Le decía a su hija única:
"¡Evita el amor, es una pérdida de tiempo!"
Pero una tarde, el mar hacía furor...
Se vio entrar a un extranjero
Con bellos ojos azules sin nubes
Fue entonces cuando todo cambió...
Él miró a la chica sin corazón
Ella era como un cielo tormentoso
Alguien dijo: "Hay una desgracia"
Se podía oír los corazónes latir
El acordeón toca una nota en menor
Una melodía en el viento salvaje
Hay una chica con llanto en el rostro
En la Señal de la Chica Sin Corazón.
Él dijo, "¡Eres tú, mi divinidad!"
Ella respondió: "Soy tuya..."
Él la apretó sobre su pecho
Ella lloraba en sus brazos,
Los demás con melancolía
Se fueron con un suspiro...
El viento cantaba sobre el Atlántico
Para aquel corazón que acababa de abrir
Ellos se dirigieron a su gran felicidad
El patrón tuvo que cerrar el negocio
Se le vio beber todos sus licores
En la Señal de la Chica Sin Corazón.
Sí, pero el Estado, este acaparador,
Que siempre con sentido del humor
Puso una oficina de impuestos
En la Señal de la Chica Sin Corazón...