El antojo más pequeño lo lleno con soya
y cuando pido un deseo, sueño con Alaska.
Todo me hace llorar, ya no veo las noticias
y descubro que no hay nada más triste que un dibujo animado.
Sé que no tengo el valor para los toques de Facebook.
Se me fue el tren mucho antes de la edad, prefiero chacharear en los zocos.
Torpe para los mensajes de texto, MSN me estresa.
Sueño con un álter ego sin correo electrónico, sin dirección.
Quiero que eso me ocurra un día, un día, un día así,
que el amor, el amor... se tropiece conmigo,
como atrapado/a y por sorpresa, como antes.
Sin citas por internet, sin intermediarios,
justo, justo, justo.
Justo, justo, justo,
justo así.
Yo no sueño con un cantante que venda millones de discos.
Mi príncipe sería un anticuario y haría sonreír al fisco.
Me gustaría toparme con él mediante la más grande de las casualidades,
a bordo de un tren nocturno, perdido entre dos estaciones.
Si quieres mi opinión, vale la pena que me pruebes.
No pasemos nuestras vidas persiguiéndonos después.
Olvida tus escenarios, olvida tus mensajes de texto.
¡El amor es improvisar en el tema de las princesas!
Quiero que eso me ocurra un día, un día, un día así,
que el amor, el amor... se tropiece conmigo,
como atrapado/a y por sorpresa, como antes.
Sin citas por internet, sin intermediarios,
justo, justo, justo.
Justo, justo, justo,
justo así.
Justo así.
Justo así.
Justo así.
Quiero que eso me ocurra un día, un día, un día así,
que el amor, el amor... se tropiece conmigo,
como atrapado/a y por sorpresa, como antes.
Sin citas por internet, sin intermediarios,
justo, justo, justo,
justo... justo así.