He entrado en la iglesia
y no he visto a nadie allí,
más que la mirada apagada del yeso de las estatuas.
Conozco un lugar donde no hay nada encima de él,
otra vez pienso en ti.
Debí haber desconfiado de los vientos que se arremolinan,
de esas piedras que tallan escondidas bajo el agua que duerme,
de esos extremos de arroyos que se vuelven puertas,
otra vez pienso en ti.
Se me había dicho que todo se borra,
afortunadamente el tiempo pasa.
Habré aprendido que se necesita mucho tiempo,
pero el tiempo pasa, afortunadamente, afortunadamente.
Me he cruzado con el mendigo que ha perdido su camino,
en mi manto de lluvia me le parezco un poco,
y luego tengo tu imagen plantada en los ojos,
otra vez pienso en ti.