Lo tomé, un corazón latiente, escarifiqué la duna
con un placer robado, provocador y caliente.
Dejé que fluyeran los granos, sémola del Oriente, muy lentamente.
Uno por uno, cuarzo blanco, azúcar fina de la espuma, dulce amarga.
No te burles si me robé el lecho del mar.
Lo he guardado todo dentro de un frasco de vidrio.
Es tu aroma a yodo y ámbar lo que he aprisionado.
No te burles, es para no olvidar nada.
Hacia Citera navegué, escarifiqué la luna
con polvo gris del verano,
con arena negra y blanca.
Lejos está nuestra Isla del Viento,
su gran laguna clara, nuestros santuarios.
Desde otro mar a toda prisa
saqueo con ternura el universo.
No te burles si me robé el lecho del mar.
Lo he guardado todo dentro de un frasco de vidrio.
Es tu aroma a yodo y ámbar lo que he aprisionado.
No te burles, es para no olvidar nada.
Es para no olvidar nada.
Es para no olvidar nada.
Es para no olvidar nada.