Hacía mucho tiempo que mi corazón estaba jubilado
y no pensaba nunca verlo despertarse,
pero al son de tu voz levanté la cabeza
y el amor me volvió a atrapar antes de pensarlo.
Isabel... Mi amor.
Tal como se meten los dedos entre el árbol y la corteza,
el amor se infiltró y se deslizó bajo mi piel,
con tanta insistencia y tanta fuerza
que desde entonces ya no tengo ni calma ni reposo.
Isabel... Mi amor.
Las horas cerca de ti pasan como segundos,
los días lejos de ti parecen años
que le dan a mi amor un gusto a fin del mundo,
alborotan mi cuerpo tanto como mi mente.
Isabel... Mi amor.
Tú vives en la luz y yo en los rincones sombríos,
ya que tú te mueres por vivir y yo me muero de amor.
Me contentaría con acariciar tu sombra
si quisieras ofrecerme tu destino para siempre.
Isabel... Mi amor.