Nos pienso desde lejos, desde otro mar, otra casa que no conoces.
La llaman esperanza mas a veces es un modo de decir ilusión.
Nos pienso desde lejos y siempre es como acercarte un poco.
Para cada alma partida, el amor es sangre, futuro y valor.
A veces sueñas con navegar en campos de grano.
Y en los retornos, esa belleza se queda en una mano.
Y ahora que no respondes,
hace más ruido en el silencio tu pensamiento
y tú desde ahí me oirás si grito.
Yo no tengo miedo.
Yo no tengo miedo.
Yo no tengo miedo.
Yo no tengo.
El tiempo no te espera, hiere esta tierra dulce y desconfiada.
Y he aprendido a comprender la indiferencia que camina a tu lado.
Pero he reconocido en tantos ojos mis mismos miedos.
Y esperar es aquél secreto que quisiera enseñarte.
Madura el fruto y tu dolor ya no dolerá.
Y ahora, alza la mirada,
defiende con amor tu pasado,
¡y yo desde aquí te sentiré cerca!
Yo no tengo miedo.
Yo no tengo miedo.
Y luego dejarte desde la lejanía,
renuncia incluso a amar
como si el amor fuera clandestino,
cerrar los ojos un momento
y luego disparar a mitad del cielo tu destino.
Por cada sueño pisoteado,
cada vez que has creído
en aquél sudor que ahora baña tu espalda,
abraza este viento
y sentirás que mi respiro es más sereno.
Yo no tengo miedo
de lo que no sé entender.
Yo no tengo miedo
de lo que no puedes ver.
Yo no tengo miedo
de lo que no sé explicar.
De lo que nos cambiará.