Con una carta me diste el adiós
y cada palabra ha borrado la idea
de ti que tuve en todos estos años míos.
Y sólo ahora entiendo quién eres.
Pensaba que había sido diferente entre nosotros
y no me opongo si luego eso es lo que quieres.
Pero yo no te habría tratado así,
lo sabes.
Yo no, yo no, yo nunca.
Yo no, yo no, yo nunca.
Yo no, yo no, yo nunca.
Me has condenado con la facilidad
de quien con frialdad ya decidió,
sin considerarme digno de una mirada, un porqué.
Habría conservado el respeto por ti.
Te peleaste con mi humanidad
pero después ganó tu estupidez.
Pero yo no te habría tratado así,
lo sabes.
Yo no, yo no, yo nunca.
Yo no, yo no, yo nunca.
Yo no, yo no, yo nunca.
Yo no, yo no, yo nunca.
¿Pero dónde está la realidad?
Seguramente no aquí.
Esta no es la vida de un hombre.
Me has negado la posibilidad
de defender de nuevo mi dignidad.
Y pensarlo así te llevará un día
a recoger sólo la triste realidad
de quien elige la vía más fácil
de cada excusa posible.
Lo dejo a tu consciencia si la hay.
De mí tendrás solamente indiferencia.
Pero yo no te habría tratado así,
lo sabes.
Yo no, yo no, yo nunca.
Yo no, yo no, yo nunca.
Yo no, yo no, yo nunca.
Yo no, yo no, yo nunca.
Yo no, yo no, yo nunca.
Yo no, yo no, yo nunca.
Yo no, yo no, yo nunca.
Yo nunca.