Es ya inevitable
como equivocarse de carril,
este nudo entre nosotros,
esta boca tuya en la mía.
Y tus manos sobre mí,
en mis manos sobre ti.
Es muy probable que sea
una inevitable locura.
Hazme entrar en tu laberinto.
Quiero perderme en ti.
Somos dos imanes vivientes.
El resto del mundo no existe.
Y este amor nos dará
una energía increíble,
un pasaje en el que la realidad
invade la fantasía.
Y cuántas noches dormiría
en tu dulce pradera
porque te quiero y tú me quieres,
inevitable locura.
Existo sólo yo.
Existes sólo tú
y este amor nuestro,
el resto ya no existe.
Sé que nos quedaremos encerrados aquí
porque el amor es una prisión
pero inevitablemente vendrán
también las ganas de marcharnos.
Cuando estemos en la cama estaremos distantes
como amantes de mil años atrás,
coleccionando remordimientos y prendas
y fragmentos de felicidad.
Pero en cambio, de la eternidad
de esta espléndida locura,
el amor se consumirá
en una lenta eutanasia.
Existo sólo yo.
Existes sólo tú
y cuánto sufriremos
para ya no amarnos.
Pero es inevitable ya
este nudo entre nosotros,
esta boca tuya en la mía.
Es una inevitable locura.