En el campo de la sangre1
hay una elegía
para la persona
que pretendía ser.
En el campo de la sangre,
en agonía,
avergonzado del villano
que elegí ser.
Déjame llorar por lo que he hecho,
ya no necesito a nadie.
Entierra mi conciencia más profundo
en el campo de la sangre.
Déjame llorar por lo que he hecho,
ya no necesito a nadie.
Aquí dormiré para siempre,
en el campo de la sangre.
¿Quién es mi Dios?
¿quién es mi Dios?
En el campo de la sangre,
la verdad fluyera,
lo que existe en mi corazón,
ay, odiaría saberlo.
1. se refiere a 'Aceldama', el nombre del campo que los sacerdotes compraron con las treinta monedas que recibió Judas Iscariote por vender a Jesús, que a partir de entonces se dedicó a cementerio de extranjeros.