Huyendo de los civiles,
un gitano del Perchel,
sin cálculo, y sin combina,
¿qué donde vino a caer?
en un corral de gallinas,
¿y qué es lo que allí encontró?
pues una pavita fina,
que a un pavo, le hacía el amor.
Saltó la tapia el gitano,
con muchísimo talento,
y cuando se fue a dar cuenta,
con un saco estaba dentro.
A los dos, los cogió,
con los dos, se najó,
y llamando a su costilla,
de esta manera le habló:
Échale guindas al pavo,
échale guindas al pavo,
que yo le echaré a la pava,
azúcar, canela y clavo,
que yo le echaré a la pava,
azúcar, canela y clavo.
Estaba ya el pavo asao,
la pava en el asador,
y llamaron a la puerta,
¡verá usted lo que pasó!
entró un civil con bigote,
¡ozú, que miedo, chavo!
se echó el fusil a la cara,
y de esta manera habló:
A ver donde está ese pavo,
a ver donde está esa pava,
porque tiene mucha guasa,
que yo no pruebe ni un ala.
Con los dos se sentó,
con los dos trajeló,
y el gitano a la gitana
de esta manera le habló:
Échale guindas al pavo,
échale guindas al pavo,
que yo le echaré a la pava,
azúcar, canela y clavo,
que yo le echaré a la pava,
azúcar, canela y clavo.